La idealización de la madre y degradación del padre en las telenovelas

Posted on 10/19/2009 by Ego


Por: Juan O

Todos conocemos los dramones maternales que giran en torno al sacrificio constante de una madre por sus
hijos. La “Madre” es una mujer que posee una casi inhumana capacidad para el sacrificio, el sufrimiento y la resignación, jamás tiene un pensamiento en beneficio propio e incluso, a pesar de ser relativamente joven, es asexuada. A lo mas se le permite un romance casto con un caballero decrépito.
El drama maternal (y en general el retrato de las madres en las telenovelas) nace de un mito de doscientos años de duración, el concepto del “amor maternal” que traducido significa que toda mujer está predispuesta (hormonalmente supongo) a amar a y a sacrificarse por sus hijos. En estos tiempos en que las multi expectativas que rigen la vida femenina, han dejado en claro de que no todas las mujeres poseen instinto maternal, y que no todas estan capacitadas para criar hijos, el mito ha perdido poder.

Curiosamente, está conciencia de que el instinto maternal no es patrimonio de toda mujer, ha hecho prestar atención al postergado instinto paternal y se ha descubierto que los hombres son capaces de dar cariño y cuidados a sus hijos, tan substanciales como los que ofrecen las mujeres. Pero las telenovelas siguen perpetuando falacias añejas.
En El Engaño de Caridad Bravo Adams, un joven pintor adopta a una bebé abandonada y la cría con todos los cuidados y comodidades, incluso es el confidente y amigo de la chica. Desafortunadamente se enamora de ella cuando crece y se molesta cuando prefiere a un joven de su edad. El mensaje es claro, un hombre no puede criar a una hija ajena porque (el terror de muchas madres de adolescentes, al casarse nuevamente) eventualmente su instinto de macho superara a su amor paternal.

En la nueva versión,
Laberinto de Pasiones, hacen que el pintor adopte a la niña casi cuando está ya es una adolescente, de ese modo se evitan las connotaciones morbosas del amor de un padre adoptivo por su hija. Este doble standard rige todaslas actitudes de los padres de las telenovelas. Un héroe puede rechazar un hijo a si sospecha que es ajeno (Esmeralda, El Alma No Tiene Color), pedirle a la madre que aborte (Simplemente María, Anjo Mao) o descuidar a la criatura, especialmente si la madre muere (Alguna Vez Tendremos Alas, Carita de Angel) sin que reciba mayor reproche. En cambio una mujer que no siente adoración por su criatura o que antepone su felicidad a la de está, es una villana inexcusable.

Un buen ejemplo aparece en Vivo por Elena (La Srta. Elena, Atrévete). Un juez al descubrir que su esposa le es infiel, la expulsa de su casa y se aísla del mundo descuidando a su hijo como si este fuese culpable de su desdicha. El niño responde al descuido de su padre volviéndose neurótico y rebelde. Entra la sicóloga Elena quien cura a padre e hijo ocupando el espacio femenino que falta en sus vidas. Sin embargo cuando el giro argumental separa a Elena de su nueva familia ocurre un retroceso tanto en el padre como en el niño. Lo molesto es esa tesis de que un hombre solo, es incapaz de querer y criar a su hijo.

En la última década del siglo XX se hicieron varias telenovelas que giraban en torno a un nuevo tipo de heroína. Una capaz de amar y sacrificarse por un hijo ajeno, y de aceptar de motu propio las obligaciones que exigen la maternidad. Ejemplos son Vivo por Elena, Alguna Vez Tendremos Alas, Perla Negra, La Usurpadora, María Isabel y otras Lo interesante es que estas heroínas, al revés de la madre tradicional, eran capaces de ser buenas madres, tener una vida sentimental, sexual y profesional o laboral.

Tristemente, este modelo no se ha aplicado a un padre substituto con la excepción de Gotita de Amor.

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